sábado, 17 de mayo de 2008

S.M. la Reina Doña Sofía en Rodas (Grecia)

Después de 50 años, S.M. la Reina Doña Sofía ha vuelto a visitar la isla griega de Rodas, dentro del programa de su visita oficial a Grecia. La última vez vio la isal junto a sus padres, SS.MM. los reyes de Grecia. Mientras tanto, su augusto esposo, S.M. el Rey de España, alaba a regicidas y derrocarreyes en potencia. ¡Viva la Reina!


jueves, 15 de mayo de 2008

Argumentos en defensa de la Monarquía

La constitución de la Monarquía Española de 1978, establece como forma de Estado la Monarquía Parlamentaria, la cual, ha servido a España con lealtad, con afán de superación y con respeto a la ciudadanía española.

Para hablar de Monarquía no hay que hacerlo de una manera global, pues en cada nación ha cumplido un papel muy diferente, y en aquellos países que tienen la suerte de contar con un sistema de Monarquía parlamentaria, cumplen una misión que dista mucho según el tipo de sociedad y cultura en donde este arraigada. Por ello, nos debemos centrar en el país de cada uno, y en nuestro caso de la Bella y Vieja piel de toro, el Reino de España.


España siempre ha sido una monarquía

Desde nuestros ancestros, la única forma de gobierno que ha conocido España ha sido la Monarquía, a excepción de los 7 meses que duró la primera república y los terribles, sangrientos y negros 5 de la segunda, que se advino tras un golpe de Estado y que acabó con una guerra civil. Desde los primeros Reinos Visigodos, pasando por los Cristianos, los Árabes y posteriormente la Unificada España bajo la Corona de los Católicos, la tradición ha marcado la marcha de España por la senda de la Monarquía. En 1978, los españoles elegimos la Monarquía Parlamentaria y Constitucional como la forma del Estado, volviendo a nuestras raíces más ancestrales.

La Monarquía Española es España, como España es la Monarquía Española, una no puede vivir sin la otra, porque las dos se complementan. No podríamos entender la historia de nuestra patria, sin la de nuestra Monarquía

La Monarquía en nuestro país es una institución arraigada en la historia, pero que por desgracia la sociedad no termina de conocer en profundidad. Y la culpa principal de ese desconocimiento es de todos, incluso de la propia institución que en muchos casos ha dejado de lado protocolos y costumbres, y que no se ha sumergido de manera especial en la sociedad, por miedo a que se les tachara de ostentosos. Países tan dispares como pueden ser Gran Bretaña, Dinamarca, Holanda, etc., celebran con verdadera emoción y orgullo de pueblo el cumpleaños de sus soberanos, les organizan fiestas y paradas militares, y la población puede acercarse a sus monarcas para acompañarles en día tan señalado. La monarquía esta presente en acontecimientos que conmemoran fechas importantes para su Corona, son alegremente festejadas por todos los ciudadanos. De esto último, no solo la institución adolece sino el país entero. Pasan sin pena ni gloria fechas tan importantes para nosotros como victorias en batallas, conmemoraciones de nacimientos o fallecimientos de Reyes que hicieron historia en la patria, celebraciones de momentos diversos que pusieron el nombre de España en boca del mundo entero.

Hay que normalizar de tal manera la Monarquía, que ésta se llegue a fundir con la propia sociedad y ya nadie se tenga que preguntar nunca por las funciones que desempeña nuestro Rey. Pero una cosa nos debe quedar clara, ya que esta fusión nunca puede llegar al extremo de confundir la institución con la sociedad, pues la Corona y sus miembros nunca podrán ser personas normales. La Familia Real dedica cuerpo y alma al servicio de España, todos sus esfuerzos van encaminados hacia la consecución de este objetivo, por lo que sus vidas están entregadas por y para el Reino. Por ello no son personas normales, ya que sus obligaciones para con la Patria les impiden serlo. Son los miembros de la Familia Real, y eso nos debe quedar claro

¿Monarquía o República?

Podría decirse que el Rey es más democrático que el Presidente del Gobierno, debido a que representa a todos los españoles. Un presidente elegido en las urnas, representa a una fracción política, y por lo tanto, está en discordancia con muchos de sus compatriotas, por lo que su intento de representar "al pueblo" es menos convincente. La continuidad de un Jefe de Estado da la estabilidad necesaria en nuestro país. El Rey y sus herederos han sido preparados desde su nacimiento para este papel.

La monarquía como forma de estado ofrece a sus ciudadanos un espacio abierto de democracia, libertad, seguridad, igualdad, solidaridad y estabilidad. La Monarquía Parlamentaria en España, además de todo lo anteriormente reseñado, también significa unión, algo tan macizo pero a la vez tan delicado. La unidad y solidaridad de las tierras que conforman el Reino, tiene uno de sus sustentos más importantes en su nexo de unión, que es la corona, la cual nos representa a todos por igual.

Los Estados democráticos deben dotarse de instrumentos válidos y eficaces que, fuera de todo juego político, defiendan a los ciudadanos y les ofrezcan un marco perfecto para su desarrollo personal y social dentro de la comunidad en la que viven. La Monarquía, ofrece sin duda alguna, un espacio ideal para la consecución de estos objetivos marcados por las democracias, pues es la vigía imperecedera, imperturbable e incansable de los derechos y libertades de los ciudadanos. Podríamos decir, salvando las distancias por supuesto, que la Monarquía ha vuelto a sus orígenes primitivos de ser protectora de los débiles.

La Monarquía no tiene nada que envidiarle a una república, ya que tanto una como otra son legítimas y democráticas, aunque las Monarquías lleven consigo unos beneficios que repercuten directamente en las sociedades en las que están presentes y que otro sistema político no puede generar.

El Rey, como Jefe del Estado, es cabeza visible de nuestra patria, y el prestigio internacional es uno de los beneficios que nos aporta su presencia, ya que allí donde van nuestros Monarcas y Príncipes Herederos, la imagen de País suma enteros sin lugar a dudas, igualmente que suelen dejar abiertas puertas impagables para que los empresarios españoles puedan asentar sus negocios en los distintos países del mundo. Y ese prestigio acompaña al español, pues España es su Rey, y el ejemplo que da por el mundo entero, es el espejo en el que debemos mirarnos todos.

Por otro lado, el apoyo institucional que aporta a los distintos eventos tanto deportivos como culturales, hace de estos más relevantes a la opinión pública, y que se alcancen e incluso superen los propuestos en un principio.

La Monarquía representa a todos por igual, y busca el bienestar de todos sus ciudadanos, sin distinción de clases, nacimientos, región de procedencia, etc. Eso en una república, y más con nuestros políticos sería impensable, ya que carecemos de una clase política a la altura de las circunstancias. Igualmente, en cualquier otra Nación no tendría la misma representatividad un político que un Rey, o un miembro de la Familia Real.

En los viajes al extranjero, es donde más se puede apreciar la enorme labor que realiza la Corona, ya que no cualquier institución es capaz de reunir en su entorno la lealtad, el servicio, el trabajo diario, la seriedad, la elegancia, la clase, la energía y la falta de ataduras políticas. En estos viajes se puede llevar a cabo cualquier acto del tipo que sea, sin que se tengan que tener en cuentan tendencias políticas, ni absurdos comportamientos que los políticos suelen escupir de vez en cuando y que pueden llevar a la enemistad entre dirigentes, lo que perjudica seriamente a las relaciones económicas y culturales.

La monarquía es árbitro de la vida social y política española, es el moderador fundamental que debe consensuar las diferentes opciones políticas del país, poniendo por norte a España y su beneficio. Vela porque los intereses generales de la Patria estén protegidos por aquellos a los que les damos nuestra confianza en las urnas.

El Rey, es el Jefe de las Fuerzas Armadas, y dentro de su limitado poder de actuación ejecutiva, si que esta su marcado carácter de Jefe de los Militares. Esto, ha sido fundamental en momentos determinados de nuestra historia, y ha sabido redirigir a un cuerpo que ostentó un gran poder en nuestra Patria, y que han asumido con honor y e impecable servicio el mandato constitucional que los españoles les dimos en 1978.

Nuestra Constitución, la de todos, es el marco de referencia de todos los españoles, es la norma básica que regula el buen funcionamiento del Estado, y SM el Rey es quien vela y debe defender, que una constitución que nos costo tanto conseguir y que tuvo un consenso unitario de todos los partidos políticos y la sociedad española, siga vigente y con buena salud.

Monarquía y regionalismo

El Rey simboliza el todo, es decir, el gobierno de todos los territorios que conforma la nación española, sin partidismos, sin exclusiones. Se trata de un no-partidismo, por lo que resulta esencial para el sistema autonómico que nos dimos en el 78. El Rey lo es de todos los españoles a un tiempo, sin importar de donde vengan, donde hayan nacido, que tradiciones tengan. Porque España es Una, el Rey es Uno. Pero los gobiernos son muchos y de diferentes signos políticos, y todos ellos, por la naturaleza del político español, miran más por si mismos que por el Interés General de todos los españoles.

Porque todos somos españoles, de la Única y unida Nación secular, y por ello se hace imprescindible una Institución como la corona que a todos represente por igual, que para todos vele por sus derechos y deberes, y que a todos de su justa oportunidad.

España esta conformada por un sinfin de pueblos y gentes diversos, y es en la Corona donde encuentran el nexo de unión primordial de todas las regiones de España. Porque la Corona nos representa a todos, porque la Corona es la idea de la España secular, la Nación milenaria que partiendo de los diferentes pueblos que un día se dieron un mismo Rey, han ido conformando a lo largo de la historia una Patria de Grandes Hombres y Acontecimientos.

Andaluces, Vascos, Catalanes, Castellanos, Gallegos, Valencianos, Asturianos, Aragoneses, Extremeños, Murcianos, Navarros, Riojanos, Cantabros, Canarios, Balearenses, Melillenses y Ceutís. Todos somos parte de algo superior, que es España, la Nación que se ha forjado con las plumas de tantos escritores, con las espadas de tantos conquistadores, con los pinceles de tantos artistas, y sobre todo con el sudor, el trabajo y el sacrificio de tantos y tantos hombres y mujeres que han luchado por la libertad de España, por su engrandecimientos, por su integridad. La Monarquía los representa a todos, porque la Monarquía si puede decir que es de todos, mientras que una república en casa instante de su recorrido solo representará a una parte, y no al todo.

Una Monarquía para el vigésimo y el vigésimo primer siglo

Las más estables y prósperas democracias del mundo hoy en día son monarquías constitucionales, mientras que la mayoría de países inestables son repúblicas, muchos de los cuales han derrocado sus monarquías. En el curso de la historia del mundo, las repúblicas han nacido en un ambiente de violencia, mientras que los Reyes llegan a su trono en una atmósfera en la que traen la paz, la libertad y la democracia. Hay un sentido de comunicación entre la monarquía y el pueblo, un clima que los políticos no pueden alcanzar. Los españoles participan plenamente en los acontecimientos reales, en las visitas de los Reyes a las diferentes regiones, siguen con interés todo aquello que acontece a la Familia Real.

Los Reyes y toda la Familia Real están cercanos al pueblo, recorren regiones y pueblos llevando la cercanía del poder, acercando la solidaridad de todos los españoles a esos lugares que sufren. Es una institución de vida del siglo XX, que cambian constantemente y se adaptan a nuestro mundo moderno.

El coste de la Monarquía

El coste real de la Monarquía rondaba en el año 2006 en 0,21 céntimos de euro por español. Partiendo de hoy, con una esperanza de vida de 100 años, suponiendo que el coste de la institución suba cada año un 3%, y que el aumento demográfico en España nos lleve a que dentro de 100 años seamos cerca de 60.000.000 de españoles, la institución costaría a lo largo de toda una vida de 100 años, 101,19 €.

En una república, el coste real se multiplica por cientos. A los costes de las elecciones presidenciales, se suman los gastos de la Presidencia, asesores, personal, etc. Incluido el sueldo vitalicio para los Ex-presidentes, escoltas, seguridad en general, residencias, etc.

Una colaboración de Isra, del Blog Comunidad La Monarquía

miércoles, 14 de mayo de 2008

Arguments for Constitutional Monarchy

Argumentos en inglés y francés, elaborados por la Liga Monárquica de Canadá, que ilustran muy bien los altos valores y las virtudes de la institución monárquica frente al republicanismo.

Para contrarrestar los repentinos ataques a la Corona española por el desliz verbal de S.M. el Rey, invito a todos a reflexionar un poco sobre la justificación de querer abolir de repente una forma de estado que da mil vueltas a la república. Los argumentos son válidos para cualquier Monarquía europea o de origen europeo.


Arguments in Support of Canada's Constitutional Monarchy


FORCE FOR NATIONAL IDENTITY: THE KINDER, GENTLER NATION
“It is my privilege to serve you as Queen of Canada to the best of my ability, to play my part in the Canadian identity, to uphold Canadian traditions and heritage, to recognize Canadian excellence and achievement and to seek to give a sense of continuity in these exciting, ever-changing times in which we are fortunate enough to live."
Her Majesty The Queen, Vancouver, October 7, 2002, during cross-country Golden Jubilee Homecoming

A central reality of Canadian life is the inevitably overwhelming influence of our friendly neighbour, the United States of America. Free Trade. Continental defence and secure borders in a post- 9/11 environment. A porous frontier ranging from television and the Internet to pop music and culture. These and other factors often tend to overwhelm Canada’s national identity. Every nation needs to understand and foster the existence of distinct images and institutions; thus for Canada, the Constitutional Monarchy is of particular import. It makes Canada unique in the Hemisphere. Its focus of loyalty and allegiance to a respected monarch rather than to a politician, an ideology or a symbol underlies the notably tolerant, mature society of which Canadians feel proud.


UNIFYING, NOT DIVISIVE: HEAD OF STATE vs HEAD OF GOVERNMENT
" [The Queen} symbolizes for many the merits of a constitutional monarchy in which the head of state...is separate and apart from the ongoing political struggles of the day."
Bill Blaikie, MP, (NDP) speaking in The House of Commons, Jubilee Accession Day, February 6, 2002

In a democracy, day–to-day decisions are made by those whom we have elected. Not surprisingly, this partisan political process reflects the things that divide Canadians. It encourages striving for partisan goals and personal success. This is inevitable.

However, Canada’s Constitution separates politics from service, and transient popularity from institutional stability. So the Prime Minister is our head of government and leader of a political party. As such, his actions are often controversial.

The Sovereign, however, is a force of unity who embodies all Canada and all Canadians as Head of State. The Monarchy protects and exemplifies the things Canadians agree about, and do not wish to see changed regardless of an election: community, tolerance, nationhood, the rule of law. And by presiding at events such as the Montreal Olympics and Canada 125, The Queen emphasizes the non-partisan, unifying nature of great national events.



PARLIAMENTARY MONARCHY: GUARANTOR OF FREEDOM
"Our ceremony today brings together Sovereign, Parliament and people - the three parts of Constitutional Monarchy. That is a system in which those who represent the community come together and remain together, rather than dwelling on differences which might further divide them."
Her Majesty The Queen, Ottawa, 1990

Parliament and the Provincial Legislatures are composed of The Queen and the members elected to serve - along with the Senate in the case of the federal government. However, none of the bills they pass , no formal government regulations (“orders-in-council”) and no spending is authorized without the agreement of The Queen or one of her representatives.

In a similar way, Parliament is summoned and dissolved in The Queen’s name. In her name also public officials and our representatives abroad are appointed, treaties concluded, and cabinets named and dismissed. Normally, this is a formality. Canadians entrust the nuts and bolts of governing to those whom we have elected, as is appropriate in a democracy.

However, the Crown’s role (“the Royal Prerogative”) remains part of our Constitution to ensure that ‘the rules of the game’ are always followed, and to provide a non-partisan, non-violent safeguard - “a constitutional fire extinguisher” as columnist Michael Valpy has put it - should normal democratic processes ever be threatened or break down. For example, even a popular government cannot simply dispense with holding an election. Nor can a government spend public money without parliamentary approval.



NEUTRAL REFEREE OF FEDERALISM: THE UNITY OF ELEVEN “CROWNS”
"Provinces agree that the system of democratic parliamentary government requires an ultimate authority to ensure its responsible nature and to safeguard against abuses of power. That ultimate power must not be an instrument of the federal Cabinet."
Statement by the 10 Provincial Premiers at 19th Annual Conference, Regina, Aug 9-10, 1978

Canada is a federal state. In brief, this means that our Constitution gives law-making power in certain areas to the national government (such as the Criminal Code and banking). Other powers (such as education and municipal affairs) it assigns to each province. Each level of government exercises this authority on behalf of its citizens in the name of The Queen. So in this way it is possible to see the existence of “11 Crowns” in Canada - the national Crown and the 10 provincial Crowns - each usually referred to in legal terms as “the Crown in right of Canada” or “in right of Manitoba.”

The Premiers, including the separatist Rene Levesque, underlined the importance of the Crown in their 1978 statement, above, since the Monarchy gives each law-making authority its authority, making them of equal legal significance. It also guarantees that the rule of law will be followed in dealing with any of the many disputes that arise between Ottawa and the provinces.

These facts explain the strong support by the provinces for the institution of Monarchy, which reconciles regional authority with national unity.



PERSONAL ALLEGIANCE: PROCESS, NOT PARTISANSHIP
"Her Majesty remains at the head of the State, the living symbol of the roots and continuity of the values we hold in common and those that are our permanent ideals...She is the one entrusted with the conscience of the nation..."
Fr Jacques Monet, SJ, author, historian and former Cultural Advisor at Rideau Hall, writing in Canadian Monarchist News, Autumn 2002

Oaths taken by our new fellow Canadians, by members of Parliament and the Provincial Legislatures, by judges, by members of the Canadian Forces and by many other public officials are all oaths to The Queen.

By making this promise to the Sovereign rather than a politician, those who serve and live in the land show their ultimate loyalty is not to the elected figures who lead us day-to-day, but to all Canadians and to the laws which make up the fabric of any civilized society. In this way process - following the rule of law - triumphs over partisanship - acting to promote the well-being of a narrow segment of society.



INDIVIDUAL ALLEGIANCE: THE EQUALITY OF EVERY CANADIAN
"...our ability to love inclines most naturally to persons, and in the person of The Queen we can invest all those many fractured loves that make up patriotic love: love of country, love of nation, love of culture, love of land, all combined and channeled through one person, one family..."
Southam Press columnist Andrew Coyne, April 10, 2002

The deepest loyalties of men and women are to their fellow human beings. Government carried on in the name of The Queen reflects Canada’s emphasis on the importance of the person, and of the dignity and equality of each individual who is either born here or who becomes part of our national family. In the same way, the moment new citizens take the Oath of Citizenship they become full and equal members of the Canadian family. Each of us gives Allegiance to The Queen, so reciprocating her decades of service to us.



WORLD FIGURE: REPRESENTED BY HER CANADIAN TEAM OF GOVERNORS
"We're able to have the best of both worlds. We have the stability and the tradition of the monarchical system, but we also have a Canadian representative in the Governor General, who represents Canada as it is, as a Canadian, and does an incredible job representing the Monarch, but also all Canadians."
Hon. David Collenette, Minister of Transport, May 18, 2001

Canadians are fortunate to have as our Monarch an instantly-recognizable world figure. The Queen and members of the Royal Family make frequent homecomings to Canada. In their absence, the Governor General (for the national government) and the Lieutenant Governors (one for each provincial government) represent The Queen and perform the constitutional functions of the Sovereign in her name. This arrangements allows our country to share in the prestige of an ancient monarchy stemming out of Canada’s history, while at the same time we enjoy the services of distinguished fellow citizens who serve Crown and country with great distinction.



REFLECTION OF HISTORY: ABORIGINAL, COLONIAL, NATIONAL
"Every country is different, and we grew up in this one with the Royal Family as part of our heritage."
Hockey great Wayne Gretzky, GM Place, Vancouver, October 7, 2002

Today’s Monarchy stems from our history. Many of Canada’s First Nations chose tribal chieftains whose role was much like that of the local kings and queens of ancient Europe, Africa, South America and Asia. European explorers and subsequent settlement by our French and British founding peoples brought to Canada their own experience of monarchy, symbolized by the Fleur de Lys and the Royal Union Flag. Many subsequent immigrants - be they from Russia or Japan, from Italy to Thailand - also knew the monarchical system of government.

In 1867, the Fathers of Confederation unanimously chose constitutional monarchy as Canada’s form of government. In 1982, Canada’s new Constitution reaffirmed and entrenched the Crown so that only unanimous federal-provincial agreement could ever alter it. In 2002, throngs hailed The Queen as she crossed Canada from Iqaluit to Fredericton, from Victoria to Toronto, in celebration of the 50th year of her service to this nation.


LINK TO TODAY’S CANADA: COMMONWEALTH MIRRORS OUR DIVERSITY
"I want the Crown to be seen as a symbol of national sovereignty belonging to all. It is not only a link between Commonwealth nations, but between Canadian citizens of every national origin and ancestry... I want the Crown in Canada to represent everything that is best and most admired in the Canadian ideal. I will continue to make it so during my lifetime. I hope you will all continue to give me your help in this task."
Her Majesty The Queen, Toronto, June, 1973

Not only Queen of Canada, Elizabeth II is also Head of The Commonwealth of Nations. This is a 51-state international body is unique as it is based not on a military alliance nor a trade bloc but on a free association amongst countries of the former British Empire, who now cooperate in a variety of educational, development and social justice initiatives throughout the world. The diversity of these nations’ populations - from New Guinea to Belize, from New Zealand to India - mirrors the rich strains of population which typify Canada today.


EVOLUTIONARY SOCIETY: CANADA PROSPERS UNDER THE CROWN
"Fifty years after her accession to the Throne, Elizabeth II remains a symbol of continuity, stability and tradition in a world that is under a barrage of constant change...a Sovereign, faithful and loyal to our people...The Queen and the heritage she gives to us is not just part of our past, but part of our common future...When you're a mature country, you don't need to break your ties with the past."
Hon Sheila Copps, Minister of Canadian Heritage, launching Federal Golden Jubilee Initiatives and speaking to National Post, Ottawa, February 19-20, 2002

Canadians have lived for over 135 years in a tranquil, prosperous society. Unlike most countries, change has been incremental, and not achieved by violence. Much of the credit for this achievement is due to the men and women who have worked together to create a modern, progressive nation, respected around the world.

However, no country can achieve greatness without stable governance. Constitutional monarchy - the Canadian way - continues to provide that stability. This is confirmed each year in the United Nations’ Social Development Index, which regularly ranks Canada in the top 5 countries in the world.



STABILITY IN A CHANGING WORLD
"I have a considerable regard for The Queen and the monarchy although I'm a New Democrat and a socialist. I think that the monarchy has validity at a time when everything else is flying off in all directions... I admire her stubborn refusal to break down and take the easy way, to conform with the constantly changing public image of how our leaders should act."
Author Farley Mowat, September, 2002

Change is inevitable, and much if it good: cell phones, jet travel, computers. But in this dizzying march to progress, constant change leaves many uncertain or confused. In the same way, political leaders come and go - Kim Campbell and John Turner served as Prime Minister for but a few months. Canadians voted in 18 federal elections during The Queen’s reign ! It is a good thing that the Crown provides constancy amidst so much change. The Sovereign has the experience of decades, without the taint of a personal agenda. Such continuity constitutes an important anchor in our society.



COMMUNITY, VOLUNTEERISM, HONOURS
“In a world often focused on self-indulgence, on "my" desires and "my" priorities and "my" agenda, The Queen's focus on the "we" and the "us" and on tolerance and getting along with each other, and on the needs and interests of others, has served as antidote, example and inspiration."
HRH Prince Michael of Kent, addressing Golden Jubilee Banquet of the Monarchist League of Canada, Toronto, March 15, 2002

In their constant round of travels, The Queen, members of the Royal Family and her Canadian representatives bring enormous encouragement to the communities and volunteer sectors which constitute so vital a part of our national existence. They inspire many to volunteer service. They create and award non-political honours to our outstanding fellow citizens.

These Royal and vice-regal activities do not often feature on national news programmes. Opening a new library, visiting a Legion Hall, speaking to a school civics class or lunching with a local service club are not on the media’s radar. But they constitute the basis of any civil society, and bring enormous pride and assistance to Canada’s communities.



REPUBLICANISM: DIVERSION, BLOW TO NATIONHOOD & VICTORY FOR THE POLITICAL ELITE
“But for all those who don't want the Queen there are easily as many who don't want a President and even more who certainly would not want one if they knew who it would be. As you can readily see, I have given more thought to this subject than most and I have reached my own conclusion. God save the Queen."
Dalton Camp, political columnist, August 23, 1994

No one has yet proposed an alternative system of government for Canada which would in the same way reflect our nation’s history and be superior to the constitutional monarchy in terms of the day-to-day functioning of the Canadian state.

Canadians remember the wrenching constitutional debates which consumed enormous political energy from the mid-1960's through the early 1990's. Chiefly of interest to politicians, these arguments did nothing to effect solutions to the real concerns of our citizens such as crowded classrooms and emergency rooms, access to health care, personal and national security in an era of terrorism and crime, support for single-parent and low-income families.

A presidential system would make Canada more closely resemble the USA. It could combine the role of head of state with head of government. As our American friends discovered during impeachment processes in the Nixon and Clinton administrations, this proves an unhappy combination. Alternatively, election of a president or governor-general would create simply another politician, offer another level of personal ambition, necessitate another set of elections and make the holder of that office beholden to the interests of the different factions and groups to which his election was owed.

Arguments en faveur de la Monarchie

Arguments pour la Couronne - Exemple: Royaume du Canada

La Constitution du Canada déclare que le Gouvernement du Canada et le Commandant en Chef des Forces Armées sont investis par la Reine. La Couronne est un des trois éléments du Parlement du Canada (la Reine, le Sénat et la Chambre des communes). Elle est la Souveraine de l’Ordre du Canada, Souveraine de l'Ordre du Mérite Militaire, Colonel en Chef de nombreux régiments des Forces Armées canadiennes, Commissaire honoraire de la Gendarmerie royale du Canada, et elle soutient beaucoup d'institutions et d’organisations de divers aspects de la vie canadienne.

Un statut canadien intitulé L'Acte d'Interprétation définit clairement la Couronne : « La Couronne signifie le Souverain du Royaume-Uni, du Canada et de ses autres Royaumes et Territoires, et Chef du Commonwealth ».

La Reine a accédé au Trône en 1952. Elle a assumé le titre supplémentaire de « Reine du Canada » par un Acte de Son Parlement canadien en 1953. Elle a été couronnée en 1953 et est devenue la première Souveraine à ouvrir le Parlement du Canada en 1965. Sa Majesté a proclamé le Drapeau national du Canada en 1965. Elle a présidé le centenaire de la Confédération en 1967. Elle a ouvert les Jeux Olympiques de Montréal en 1976. Par la suite, Sa Majesté a célébré Son Jubilé d’Argent en 1977. Elle a proclamé la Constitution révisée du Canada en 1982 à Ottawa. Elle a créé l’ Autorité héraldique canadienne en 1987. Elle a présidé les Célébrations du Jour du Canada, sur la Colline parlementaire, en 1990 et en 1992.

Le Canada a toujours été une Monarchie

Depuis les premiers colons, la seule forme de gouvernement canadien a été une monarchie. Les Aborigènes avaient leur propre idée de la monarchie suivant des traditions tribales. Notre monarchie a été Française et Britannique et est devenue, par la suite, distinctement Canadienne. En 1867, les Canadiens ont réaffirmé de leur propre volonté, leur fidélité à la Monarchie. Ils ont continué à le faire lors de chaque étape subséquente de leur développement politique.



Monarchie ou république ?

La Couronne canadienne est plus démocratique qu'un Président du Canada pourrait l’être parce qu'elle représente tous les Canadiens. Un président élu devrait son poste à une fraction politique, et cela le séparerait de beaucoup de ses compatriotes ce qui ferait sa tentative de représenter « le peuple » moins convaincant. Les éléctions présidentielles fréquentes, interrompraient la continuité essentielle d’un chef d’état efficace de notre pays. La Reine et ses héritiers ont été prêts depuis leur naissance pour ce rôle de Souverain du Canada. Donc, ils sont les seules Canadiens capables d’assumer ce poste important.



Monarchie et le fédéralisme

Un Président nommé, ou le Gouverneur Général peut seulement être un représentant du gouvernement central. La Reine, cependant, symbolise le gouvernement central ainsi que les administrations provinciales. Elle est une figure non partisane sans palier de gouvernement et sans parti politique, ce qui la rend donc indispensable au système fédéral. A Regina en 1978 les dix Premiers Ministres ont affirmé: « Les Provinces s’entendent que le système parlementaire exige une ultime autorité pour assurer sa nature responsable et pour le protéger contre les abus du pouvoir. Ce pouvoir ultime ne doit pas être un instrument du gouvernement fédéral.» La monarchie assure du respect pour les champs de compétence provinciaux ainsi que fédéraux ce qui nous donne un fédéralisme flexible.


Un Gouvernement monarchique

Seule une monarchie constitutionnelle est capable d'intégrer le palier exécutif, législatif et juridique du gouvernement. L'autorité de la Couronne donne une légitimité universelle aux décisions particulières prises par les différents paliers du gouvernement. La Monarchie constitutionnelle permet à la population de célébrer certaines occasions collectivement, comme les anniversaires nationaux et la remise d’honneurs, parce qu’elle les purge de la corruption partisane. Dans un monde marqué d’un changement social rapide, où un prix doit être payé pour l’incertitude, même si ce prix est seulement économique, la Monarchie constitutionnelle nous donne une certaine continuité, surtout lors des transitions politiques.

La Monarchie nous donne aussi un système politique différent de celui des Etats-Unis, leu pendant une période de commerce continental, où leur influence sociale et culturelle est d’autant plus présente.



Une Monarchie pour le vingtième et le vingt et unième siècle

La plupart des démocraties stables et prospères aujourd'hui, sont des monarchies constitutionnelles, tandis que la plupart des pays instables, sont des républiques, dont beaucoup ont renversé leurs monarchies. Au cours de l’histoire du monde, les républiques naissent dans une atmosphère de violence, tandis que les rois accèdent à leur position dans une atmosphère d’amour. Il y a un bon sens de communication entre la monarchie et le peuple une atmosphère que les politiciens ne peuvent pas développer. Les Canadiens participent entièrement aux événements royaux ; ils sont impliqués dans les visites de la Reine au Canada, et suivent avec intérêt l’interprétation médiatique de notre Couronne. La reine et sa famille ont visité plus de régions du Canada que la plupart des Canadiens. Beaucoup d’immigrants qui viennent au Canada sont venus de pays avec des gouvernements monarchiques. Ils peuvent facilement s’identifier avec notre Monarchie, qui est une institution vivante du vingtième siècle, qui change et s’adapte constamment à notre monde moderne. La tradition et la cérémonie qui l’ entourent provoquent de l’intérêt chez beaucoup de Canadiens, surtout des jeunes, au fonctionnement du gouvernement.



*Cette Terre est leur terre

Les liens entre la Famille Royale et le Canada ont commencé avec le début de notre histoire. Le membre de la Famille Royale à se présenter sur la nouvelle terre était le fils de George III le Prince de Galles (William IV) qui est arrivé à Terre-Neuve en 1786. Le père de la reine Victoria le Duc de Kent, sa résidence ici de 1791 à 1800, a préparé les défenses militaires qui renvoyèrent les envahisseurs de 1812. La tournée du Prince de Gales en 1860, a décimé les différences entre les provinces Maritimes, et a hâté la Confédération. Princesse Louise a joué un grand rôle dans l’épanouissement culturel du Canada lors de la dernière partie du dix-neuvième siècle :l’ Académie Royale Canadienne et la Galerie Nationale du Canada lui sont associées. Un autre prince de Galles (Edouard VIII ) a fait une tournée triomphale du Canada en 1919 et a unifié le pays divisé après la Grève Générale de Winnipeg. Plus récemment, le Prince Philip comme Président du de l’Association médicale du Canada en 1959, a stimulé un intérêt pour la santé physique parmi les Canadiens. Les prix du Duc d’ Édimbourg établis en 1963 a impliqué des milliers de jeunes canadiens. Pendant l’année 1977 le Duc de York (Prince Andrew) a fréquenté une école au Canada. Un biographe majeur de la Reine a remarqué que Sa Majesté est non seulement Reine du Canada par la loi, mais qu'elle se sent Canadienne. Lors de sa première visite au Canada en 1951 comme une Princesse, la Reine a remarqué que l’accueil chaleureux des Canadiens «lui a montré qu’elle est vraiment Canadienne» En 1978, elle a déclaré à Edmonton «je commence à plutôt bien connaître notre pays». Sur la Colline parlementaire en 1990 après l'effondrement des négociations du Lac de Meech, elle a rappelé aux des Canadiens, que le Monarque devait être présent au Canada pendant des temps difficiles ainsi que pendant des temps de joie.



Héréditaire?

Comme l’a dit l’historien Jacques Monet «...Un roi est un roi, pas parce qu'il est riche et puissant, pas parce qu'il appartient à un certain groupe ethnique. Il est le Roi parce qu'il est né ainsi. Et quand on laisse la sélection du chef d'état au dénominateur commun de notre monde notamment le droit de naissance, les Canadiens proclament implicitement, leur croyance en l’égalité de l’homme....»


Le Gouverneur Général

Le Gouverneur Général est le représentant personnel de la Reine du Canada sur le territoire canadien. Le Canada partage son monarque avec beaucoup d'autres pays, avec lesquels nous partageons aussi une histoire constitutionnelle et légale. La Reine réside la plupart du temps dans son plus ancien royaume : la Grande-Bretagne mais elle est régulièrement présente dans ses royaumes plus modernes. Quand elle n'est pas au Canada, le Gouverneur Général exerce les pouvoirs du souverain : comme autorisé par George VI en 1947. Cependant, ces pouvoirs appartiennent à la Reine, pas au Gouverneur Général. Par exemple, le Gouverneur Général représente au Parlement mais il n’est pas lui-même un parlementaire. En plus, le Gouverneur Général exerce certaines autres fonctions qui lui sont confiées par Parlement dans sa capacité d’administrateur du Gouvernement du Canada au nom de la Reine. La Constitution du Canada reconnaît deux postes distincts, celui de la Reine et de celui du Gouverneur Général. Le poste du Gouverneur Général est inférieure et dérivé du poste de la Reine. Bien que l'expression populaire «Chef d’état» soit parfois utilisée pour décrire la Reine et le Gouverneur Général, le Gouverneur Général comme représentant de la Reine n’est évidemment pas un chef d'état. Il remplit les fonctions du chef d’état, mais ne l’est pas. Le Gouverneur Général n’est pas non plus le «conseiller» de la Reine. Il assume les responsabilités de la Reine ou est une voie de communication entre le Premier Ministre et la Reine. Les Pères de la Confédération voulaient que le Souverain joue un rôle actif dans la Constitution canadienne, même si à cette époque la distance physique entre le Canada est la Grande-Bretagne a empêché le monarque régnant d’être présent sur le sol canadien. Ce message est clair en lisant numéro 4 des Résolutions de Québec (les principes de base de la Constitution du Canada), qui déclare que le gouvernement «sera administré par le Souverain personnellement ou par son représentant dûment autorisé». Ils étaient déterminés à avoir le Souverain à la tête de leur royaume canadien, et non pas une figure nommée ayant le titre colonial de « Gouverneur Général ». Le Gouverneur Général a une fonction extrêmement importante, bien qu’elle puisse être sérieusement affaiblie si le Gouverneur Général ne se voit pas comme un représentant de la Reine.



Quels Sont les Rôles de Sa Majesté?

Quand les nouveaux citoyens affirment leur fidélité à la Reine Elizabeth II, en prenant le Serment de Citoyenneté, ils acquièrent leur première expérience comme citoyens Canadiens, puisque la Reine est l'emblème de la citoyenneté canadienne. L’ Autorité Exécutive est investie dans la Reine. La Reine forme un des trois éléments du Parlement. Elle a déclaré devant les députés et les sénateurs en 1957 :’’Je vous salue comme votre Reine. Ensemble nous constituons le Parlement du Canada«. Les Ministres du gouvernement sont ses Ministres. Comme l’autorité suprême du Canada, la Reine peut proposer quelques lois (via ses Ministres qui sont démocratiquement élus) ou en donnant la sanction royale aux projets de loi approuvés par son Parlement. Les motions du gouvernement sont donc introduites au Parlement comme des motions royales. Cela ne signifie pas qu’on ne peut pas s’y opposer. Pour renforcer la légitimité des critiques, l’opposition parlementaire est officiellement appelée l'Opposition Loyale de Sa Majesté. Avant qu’un projet de loi puisse devenir la loi, il doit recevoir la Sanction Royale. En signant le projet de loi, la Reine l’accepte au nom de tous les Canadiens. Si on considère le fonctionnement quotidien du gouvernement, la Reine continue à jouer un rôle actif. Elle a le droit de conseiller et d’encourager, son gouvernement ainsi que de l’avertir s’il y a un excès de pouvoir premier ministériel. Ces droits sont d'habitude exercés au nom de la Reine par ses Gouverneurs canadiens. Toutefois, l'autorité, la légitimité, le prestige et la neutralité associés aux Gouverneurs, ne seraient pas tellement forts si ce n’était pas pour la confiance que la Reine leur accorde. La Couronne au Canada assure que la loi soit maintenue, et ne change pas à cause des résultats d'une élection. Le caractère royal de la société canadienne existe dans tous les paliers du service gouvernemental. L’Armée, la Poste et le Service Public n’agissent pas au nom du gouvernement mais au nom de la Reine. Les Serments pris par leurs employés reflètent cette impartialité, ainsi que la fidélité de des soldats, des juges, de la police, et des serviteurs publics. La monarchie établi est un exemple de justice et de conduite pour honorable tous. La monarchie fournit une plus grande protection des libertés civiles que n’importe quel document écrit. Le fait que cette autorité vient de la Reine, et pas « des représentants du peuple », a été un des facteurs les plus importants dans la création des attitudes canadiennes. Il suffit de considérer les différences entre la colonisation de l’ouest Canadien et Américain pour comprendre ce point.



Une Monarchie partagée

En partageant notre Monarque avec 16 autres pays, les Canadiens participent à une civilisation globale qui inclut des gens vivant dans des conditions qui varient très largement à travers le monde. Grâce à son poste et à sa personnalité, la Reine reflète un caractère civilisé qui va au delà du nationalisme. Ce caractère civilisé conserve et réconcilie la contribution distincte au développement du Canada faite par les autochtones, les colons français, les colons Britanniques, et, plus récemment, par les gens d’origines ethniques largement variées. La Reine sépare son rôle de Reine du Canada, de la Jamaïque, etc., de son rôle comme la Reine du Royaume-Uni. Au Canada, comme dans chacun des Royaumes, elle agit seulement en suivant les conseils de ses ministres. Une Monarchie partagée et le Commonwealth des Nations qui a la Reine comme Chef, comprend un quart de la population mondiale.


La Monarchie unit les Canadiens anglais et français

La tradition française, comme celle des Britanniques et des autres pays européens, est monarchique. Les Canadiens français ont choisi la Monarchie à plusieurs reprises dans leur histoire. Leurs dirigeants culturels et religieux ont rejeté à plusieurs reprises la Révolution Américaine. En 1867 ils ont participé avec enthousiasme dans le choix d'une Monarchie comme forme du gouvernement du nouveau dominion ; à la Conférence des Premiers Ministres de 1979 à Québec, le Premier Ministre du Québec a réitéré cette position. Il a déclaré que si le Québec restait dans la Confédération, la Reine serait une restriction pour la centralisation excessive. Parmi les personnages historiques du Canada français qui se sont montrés favorables à la Couronne sont L'Evêque Briand, Monseigneur Etienne Tâché, George Etienne Cartier, Joseph Tarte d’Israel, Wilfrid Laurier, Raoul Dandurand, Camillien Houde, Ernest Lapointe, Maurice Duplessis, Jean Lesage, Réal Caouette et Jean Chrétien. La Reine Elizabeth parle couramment le français (comme le Prince Philip et les autres membres de la Famille Royale). À Saint- Pierre au Manitoba, en 1970, Sa Majesté a affirmée que: »C’est agréable pour moi de penser que dans notre Commonwealth il existe un pays où je peux m'exprimer officiellement en français«. Ses ancêtres, ont eu des liens étroits avec la Couronne Française. En visitant la République Américaine, le Prince Philip a rappelé aux Américains que le caractère bilingue du Canada, représentait les Canadiens Français sur la scène internationale.


La Famille de tous les Canadiens

La Famille Royale a une variété d’origines ethniques, et peut être liée à notre société multi- culturelle. Parmi les ancêtres de la Reine et du Prince de Galles on peut trouver : des Albanais, des Arabes, des Arméniens, des Bulgares, des Croates, des Tchèques, des Danois, des Angles, des Français, des Géorgiens, des Allemands, des Grecs, des Hongrois, des Irlandais, des Italiens, des Juifs, des Lithuaniens, des Mongols, des Normands, des Norvégiens, des Perses, des Roumains, des Russes, des Écossais, des Serbes, des Espagnols, des Suédois, des Suisses, des Tatares, des Ukrainiens, et des Gallois. C’était la Couronne qui a encouragé la première vague d’immigration muticulturelle au Canada :celle des Loyalistes. Les Princes Henri, Guillaume, Béatrice et Eugènie, sont des descendants des souverains Français et Anglais du Canada. « Je veux que la Couronne soit vue comme un symbole de souveraineté nationale,» a déclaré la Reine à Toronto en 1973. « C’est non seulement un lien entre les nations du Commonwealth, mais un lien entre les Canadiens, de chaque origine ethnique.» La Couronne fournit une protection aux minorités, et assure que leurs droits ne seront jamais violés par la majorité. Les relations amicales entre la Couronne et les peuples Autochtones témoignent ce fait.


Le Coût de la Monarchie

La Monarchie ne coûte absolument rien aux Canadiens, car si nous devenions une république, nous devrions avoir des institutions présidentielles. Les exemples républicains nous montrent que souvent le Président coûte plus que la Reine. À l’heure actuelle, on paie seulement pour les visites royales, et les résidences du Gouverneur Général et des Lieutenants Gouverneurs. On estime que le coût de la monarchie est un dollar par Canadien par année. Le contribuable canadien ne contribue rien pour financer les dépenses de la Reine, ou des autres membres de la Famille Royale.


Ils font sortir les qualités canadiennes

Vincent Massey avait décrit la Monarchie comme « un type de société où, en utilisant des symboles, la communauté se rappelle de son unité, et de son désir de voir et de protéger l’excellence...». Il est clair que beaucoup d’aspects de notre vie affectés par la Monarchie démontrent leur appréciation de l’excellence. Lors de ses visites à travers le pays, la Reine rencontre des Canadiens ordinaires, ce qui améliore leur appartenance à une digne communauté politique. À cause de ce sens de communication entre le Souverain et son peuple, on voit naître de la loyauté personnelle, et une conduite honorable. L’hôpital Torontois Princesse Margaret, et le théâtre Reine Elizabeth de Vancouver continuent à être des instituions exemplaires. Le Centre de l’Héritage du Prince de Galles, est une des plus récentes associations établies dans le Nord. La Princesse Alexandra a des liens avec nos collections renommées de livres d’enfant. « Le Peuple d’une société industrielle» a été le thème de la cinquième Conférence d’étude du Commonwealth organisé au Canada en 1980. La Reine Mère soutenait l’Ordre Victorien d’Infirmières, le Fond de la Reine Elizabeth pour la Recherche contre les Maladies Enfantines contribue au domaine de la médecine depuis 1959. Le Prince Charles est Colonel en Chef des Canadiens Royaux et plusieurs membres de la Famille Royale ont des liens avec des régiments de nos Forces Armées. La Reine appuie plusieurs écoles privées au Canada (Saint John’s Ravenscourt de Winnipeg) et elle a accordé le statut « Royal» au Collège Saint-George de Toronto. Le Prince Philip est un Visiteur du Collège du Haut Canada et le Prince Andrew soutient activement le Collège Lakefield. En 1992 le Prince Edward a commencé à aider le Théâtre de Régina. Ci -dessus vous voyez que quelques exemples de l’implication royale au Canada, on n’ a pas inclut les organisations désignées comme étant « Royales», qui sont connus par tous les Canadiens.



L’Hymne Royal

Le Canada a un Hymne Royal ainsi qu’un hymne national. « Q’Dieu Sauve la Reine» est l’Hymne Royal. On peut entendre l’Hymne Royal en écoutant le salut royal, et vice-royal, mais on peut le chanter à n’importe quelle occasion. C’est une prière pour protéger la Reine du Canada, tout comme « O Canada» est une prière pour protéger le territoire canadien. L’Hymne Royal est devenu populaire en 1745 lors du soulèvement Jacobite, et on commença bientôt à le chanter officiellement. Donc, on peut conclure que « Q’Dieu Sauve la Reine» a été chanté au Canada presque aussi longtemps qu’en Grande-Bretagne. Les députés chantèrent « Q’Dieu Sauve la Reine» plusieurs fois à la Chambre des Communes pour célébrer des occasions importantes. (la fin de la construction du Chemin de Fer en 1885, l’adoption du drapeau national en 1964) « Q’Dieu sauve la Reine» est probablement l’Hyme Royal le plus approprié pour le Canada, ses origines sont françaises ainsi qu’anglaises. En 1686 Louis XIV et a été accueilli par « Grand Dieu sauvez le Roi» avec la même mélodie qu’on emploie aujourd’hui. « Q’Dieu Sauve la Reine» est une des chansons les plus fameuses dans le monde, et est chantée un peu partout dans le monde. La même musique est employée pour l’Hymne National suisse, et les mots ainsi que la musique sont utilisés pour l’Hymne National norvégien. Le texte français a été autorisé en 1953 pour le couronnement de Sa Majesté. Notre Hymne National a aussi des origines royales. On l’a officiellement chanté pour la première fois en 1880, lors de la visite du Marquis de Lorne, le beau-fils de la Reine Victoria et Gouverneur Général du Canada.


« Je continuerai à faire de mon mieux... et j’ espère que vous continuerez à m’aider» étaient les paroles émouvantes que la reine a prononcées à Toronto en 1973». Lors de son allocution de Noël en 1991, elle a déclaré : « Avec vos prières, et votre aide, j’ essaierai de vous servir dans les années à venir.»..

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