domingo, 26 de febrero de 2012

En defensa del Rey

Urdangarín está a punto de comparecer ante un tribunal y aquí parece que se ha abierto la veda contra la monarquía en general. En un país normal, el posible procesamiento del yerno del Rey daría una imagen positiva de que vivimos en un país democrático en el que cualquiera puede ser condenado si delinque. Pero no, estamos asistiendo a un auténtico linchamiento mediático no ya del Sr. Urdangarín, saltándonos, dicho sea de paso,  lo de la presunción de inocencia, sino de la propia figura del Rey. 

IU, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, trata de rentabilizar el caso preguntando a la Casa Real por el papel del Rey en el 23-F. A estas alturas. Personalmente la campaña de prensa antimonárquica desatada a raíz del caso Urdangarín me parece escandalosa, bochornosa y vergonzante. Primero, porque es contraproducente e irresponsable aprovechar un caso aislado para estigmatizar una institución que por lo demás ha resultado hasta ahora ejemplar. Y segundo, porque es profundamente injusto olvidar que nuestro Rey ha conseguido que España pasara de la dictadura a la democracia en una Transición que aún resulta modélica en el mundo entero. Que ha ejercido impecablemente su papel de árbitro entre las fuerzas políticas asegurando alternancias pacíficas de gobierno. Que se trata de una de las figuras más respetadas internacionalmente, con un prestigio que no ha dudado en utilizar en reiteradas ocasiones para defender los intereses españoles en el mundo entero. 

El Rey es, pues, una garantía de estabilidad y de prestigio exterior de España. Y ese capital atesorado a lo largo de casi cuatro décadas no puede ser frívolamente puesto en tela de juicio porque, como estamos en un Estado de Derecho, en el caso de que se demuestre que el Sr. Urdangarín ha delinquido, pueda ser castigado con arreglo a la legalidad vigente en las mismas condiciones que cualquier otro español. Majestad, somos muchos españoles los que seguimos estándole agradecidos y estamos convencidos de que es la mejor garantía para la estabilidad del Estado. Así que mucho ánimo y todo nuestro apoyo en unos momentos tan difíciles.

Bruno Aguilera-Barchet
Catedrático de Historia del Derecho y las Instituciones 
Universidad Rey Juan Carlos I

Fuente: La Razón



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