viernes, 27 de noviembre de 2009

Trigésimo cuarto aniversario de la Coronación

En el trigésimo cuarto aniversario de la consagración de la Corona, celebrada cinco días después de la Proclamción de Don Juan Carlos de Borbón como Rey de España tras el fallecimiento del dictador General Franco, parece oportuno hacer unas breves consideraciones sobre lo que significa hoy en día este rito religioso.

A lo largo de estos treinta y cuatro años, la religión católica ha sufrido un serio deterioro, igual que muchos de los valores tradicionales de la sociedad española.


Hasta ahora, todas las Monarquías europeas -a excepción de la albana- estaban estrechamente unidas a la fe cristiana, las del centro-sur y del sur de Europa a la Iglesia Católica, las del centro-norte y norte de Europa a la Iglesia Luterana o la Iglesia Anglicana, y las del este y sureste de Europa a la Iglesia Ortodoxa. Pero todas ellas tienen en común su pertenencia a la fe cristiana, y como en el caso de Gran Bretaña la Corona es igualmente cabeza de la iglesia.


Se trata de una tradición heredada de la temprana Edad Media, en realidad de los últimos tiempos del Imperio Romano ya cristianizado. Simbólicamente, aún hoy los Monarcas están sometidos -voluntariamente- a sus respectivas iglesias, lo que justifica las ceremonias de Coronación o Consagración de la Corona por el sumo sacerdote de cada país durante una misa especial celebrada a tal fin.


Aunque hoy en día nos pueda parecer anacrónico un acto solemne heredado de tiempos de la supremacía de la Iglesia Católica sobre el poder terrenal de los gobiernos absolutistas presididos por los Reyes, por medio del cual la Iglesia "legalizaba" el poder real y le infundía la gracia del espíritu santo (la Corona suele simbolizar esta unión entre el Rey y Dios al abrirse hacia el cielo para recibir al espíritu santo), conviene realzar los valores tradicionales de la Monarquía con profundas raíces cristianas. En nuestro caso, en España se sustituyó la Coronación por la Consagración de la Corona al quedar suprimido el acto de la Coronación física en tiempos de Carlos III, lo que hizo al Rey más terrenal y menos sometido a la Iglesia.

Sin embargo, la misma Monarquía parece creer cada vez menos en los valores que representa. Frecuentemente se nos recalca en los medios la "normalidad" de la vida de los integrantes de la Familia Real y su "igualdad" de su condición con el resto de los ciudadanos. Esa idea igualitaria en sí resulta cuanto menos irreal y absurda, pues no todos somos iguales ni podemos ser igualados. Se confunde la idea de la igualdad en derechos y oportunidades con el igualitarismo. No todos los trabajos pueden ser considerados iguales a efectos de productividad y salarios, y tampoco todos los ciudadanos pueden llegar a tener la misma situación social por su sola condición de ciudadanos. Somos iguales en derechos, pero no en privilegios ni en el estatus que podamos alcanzar en virtud del esfuerzo personal o de las circunstancias sociales, económicas o políticas.
Esa igualdad se da, en realidad, sólo en cuanto a la situación legal básica, pero incluso en lo que respecta a la aplicación de leyes, los altos cargos del estado están sometidos a muchas más disposiciones legales que el ciudadano corriente y gozan, por otra parte, de ciertas ventajas, incluso de inmunidad, aunque en este aspecto ya ha habido cambios en el pasado, pero aún así es necesaria la anulación de la inmunidad por el parlamento.

En este sentido, la máxima representación del estado, que en nuestro caso es la del Rey y la Familia Real, no es igual a todos los demás ciudadanos, ya que el Rey y su Real Familia son los primeros ciudadanos del país por su posición y su importancia.


Los Reyes representan, asimismo, el lazo con la historia del país en la que se funda su legitimidad dinástica (han sido pocas las Monarquías electivas y éstas han tenido una duración limitada). Sólo la trayectoria histórica de cada dinastía justifica el carácter hereditario de su acceso a la Corona y garantiza la adhesión del pueblo y su identificación con el Rey. La encarnación del estado en la figura del Rey y, por consiguiente, en la de la Familia Real es lo que hace visible y humano al estado representado en forma de símbolos, ceremonias y una serie de funciones que acompañan las actividades públicas de la Corona y que difícilmente puede alcanzar una república representativa como, por ejemplo, Alemania o Italia.

En este sentido, la Consagración de la Corona tras la Proclamación del Rey debe ser vista como un enaltecimiento de los altos valores de la Monarquía que siempre deberían seguir presentes en la vida política del país y que tan acertadamente recalcó Su Majestad el Rey en su discurso de la proclamación.


Discurso de la Proclamación de S.M. el Rey
Homilía de la coronación del Cardenal Tarancón

jueves, 26 de noviembre de 2009

Nuevo agravio a S.M. el Rey por las Juventudes de ERC


Las juventudes de ERC han convocado un concurso en su página web para elegir su felicitación de Navidad de este año, y una de las propuestas es un fotomontaje en el que se ve una imagen del Rey Juan Carlos con una soga en el cuello emulando "El juego del ahorcado".

Según ha podido saber ELMUNDO.es, el autor de la felicitación ha pedido la retirada de la misma, algo que se hará en las próximas horas.

Esta imagen, junto a otras seis en las que aparece el Rey, aparece en la web de la agrupación de las comarcas de la Cataluña central de las JERC.

Según informan los jóvenes republicanos, un año más se ha celebrado un concurso de felicitaciones de Navidad bajo el eslogan: 'Para Reyes pidamos la República al Rey'.

Este concurso está ahora en su fase de votaciones para escoger una de las siete felicitaciones en las que puede verse la figura del monarca.

Además de la postal del ahorcado, sobre un fondo que es una 'senyera' independentista, el Rey Juan Carlos aparece en otra, de espaldas, emulando la tradicional figura del pesebre catalán, el 'caganer'.

En otra de las felicitaciones, el monarca asegura ante una nevera: "Me dijeron que me habían congelado el sueldo, pero ahí no está".

La Asociación Monárquica Europea protesta enérgicamente contra el nuevo comportamiento ilegal de los independentistas catalanes de ERC. Una cosa es criticar la forma de estado y otra muy distinta desear la muerte del jefe del estado y el cambio de régimen por la fuerza.

Es hora de que el Tribunal Constitucional tome cartas en el asunto y proteja la imagen del Rey, que al fin y al cabo es la imagen de España. No se puede permitir un comportamiento manifiestamente ilegal y contratio a la Constitución por parte de grupos políticos radicales de ultraizquierda que desean la desestabilización del país y si orden político.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Trigésimo cuarto aniversario de la Proclamación de S.M. el Rey

Es fácil, desde la distancia, criticar lo que se hizo mal en aquellos momentos tan delicados. La situación en España era más que compleja al fallecer el General Franco y con él todo su régimen autoritario. Su Majestad el Rey hizo una gran labor, y quizás por las presiones de todos los grupos implicados en el cambio político, no tuvo otra alternativa. Aún así, no está de más analizar algunos puntos con una visión crítica.


Hoy hace treinta y cuatro años de la proclamación de Su Majestad el Rey. Lejos quedan los años de cambio y transformación en España que dieron tanto impulso a una sociedad renovada. Lejos quedan también los años del consenso y del espíritu democrático.

Felices fueron los años en los que S.M. el Rey aún pintaba algo, porque durante los primeros años posteriores a la muerte del General Franco todo el poder estaba en manos del Rey, y el Rey supo administrar bien el legado recibido del régimen anterior, pues entregó el poder al pueblo, o para ser más exactos: a los representantes del pueblo.


Y hemos aquí el problema de las democracias actuales en Europa: Por mucho que nos cuenten la historia de que todo el poder emana del pueblo y la soberanía reside en el pueblo, la realidad es muy diferente.


El pueblo -sea en España o en otros países europeos pertenecientes a la Unión Europea- tiene muy poco poder al estar privado casi por completo de la facultad de intervenir directamente en las decisiones políticas de envergadura. Salvo raras excepciones, pues sólo en Suiza se practica desde hace siglos esa democracia directa mediante un gran número de plebiscitos al año sobre cuestiones muy diversas y que en algunos cantones pequeños aún se celebran en la plaza mayor de la capital cantonal.


S.M. el Rey fue demasiado generoso a la hora de entregar el poder a los representantes del pueblo. Debería haber previsto muchos más mecanisos que garanticen la independencia de los cuatro poderes del estado entre sí: Jefatura del Estado, Poder Ejecutivo, Poder Legislativo y Poder Judicial.

A lo largo de este año ha quedado demostrado -nuevamente- de una forma apabullante que no existe tal división de poderes. Acabar con ella desde siempre ha sido objetivo primordial de los socialistas, pues muchos recordamos la célebre frase de Alfonso Guerra de que "Montesquieu ha muerto". Y fue precisamente Montsquieu quien creó la idea de la división de poderes para garantizar el buen funcionamiento del estado.


Los principales problemas políticos actuales -en lo que se refiere a las instituciones del estado- es la corrupción. Esa corrupción es tanto económica como moral. Destacan dos jueces, cuya labor al frente de sus respectivos tribunales parece todo menos honrada e imparcial: Garzón por un lado y la presidente del Tribunal Constitucional por el otro.


El primero haciendo lo que presuntamente conviene al gobierno socialista, con connivencias rarísimas como aquella cacería con el ex ministro Bermejo y el jefe de la policía judicial, así como una fiscal de peso en el asunto Gürtel. A ello se añaden corruptelas varias como el presunto el cobro no declarado de "becas" de un banco privado y honorarios durante su excedencia en Estados Unidos o decisiones procedimentales más que dudosas. No es que en muchos casos le falte razón al juez para proceder contra determinados grupos de corrupción organizada, pero ¿qué credibilidad tiene un juez que no es moralmente ejemplar y que deja a la vista cada dos por tres que parece actuar más movido por intereses partidistas que por amor a la justicia?


La segunda, como se ha sabido estos días, no sólo parece tener una estupenda relación con los nacionalistas catalanes, sino también con el entorno de ETA. ¡Una presidente del Tribunal Constitucional! Esta claro que es la persona menos indicada para dirigir tan alto tribunal.


Si pensamos que la Justicia se administra en nombre de S.M. el Rey, ante tanto desvarío me pregunto ¿qué es lo que hace el Rey para que no ensucien su nombre? Porque ensuciar el nombre del Rey es ensuciar el nombre de España. Y aunque no tenga ya ningún poder real para intervenir en el funcionamiento de la Justicia, al menos podría llamar la atención sobre el grado de inmoralidad con que se administra en su nombre la Justicia.


La Justicia es el mejor ejemplo de lo mal que se hicieron las cosas en 1978 al redactar la Constitución. La Constitución en sí no es mala, pero deja demasiado margen para la interpretación subjetiva, cuando sólo debe permitir una interpretación objetiva.

La Justicia tendría que haber quedado fuera de toda influencia de los partidos políticos evitando que los más altos puestos de la judicatura se nombrasen por el Congreso o directamente por el gobierno. ¿Cómo es posible que muchas actuaciones dependan de la voluntad del Fiscal General del Estado, un cargo político al servicio del gobierno de turno? ¿Cómo es posible que el Consejo General del Poder Judicial se divida en derecha e izquierda, igual que el Tribunal Constitucional, donde ya no cuenta lo que es o no constitucional, sino qué opinión tiene mayoría en el órgano de decisión. ¿Prevalece la Constitución o la capacidad interpretativa y de imaginación de los jueces que componen cada órgano? Por lo visto lo segundo.


Existen otros problemas aparte de la Justicia. El sistema electoral actual ha demostrado ser lo más alejado de la democracia participativa. Su sistema inflexible de listas cerradas y la contradictoria regulación de que los escaños obtenidos por listas cerradas pasen a ser propiedad de los diputados o concejales aún cuando decidan dejar el partido por cuya lista cerrada llegaron a ocupar su escaño, ha llevado a una situación esperpéntica en toda España. Se trapichea con los escaños y los votos de los tránsfugas, otros intentan montarse una existencia mientras dure el chollo para venderse luego al mejor postor, y nadie piensa en los votantes que confiaron su voto a un partido y su programa electoral, no directamente a las personas que salieron elegidas.


Este sistema tan imperfecto de elección de los representantes del pueblo, que administran la soberanía popular y el poder emanado del pueblo -en la mayoría de los casos de forma irresponsable y moralmente deplorable-, ha propiciado que se formen cada vez más redes de corrupción y se aprovechen cada vez más políticos para colocarse a sí mismos o a sus amigos y allegados en posiciones muy lucrativas, como por ejemplo la esposa del señor Montilla que acumula, al parecer, 15 cargos en diferentes administraciones locales.


¿Y qué dice S.M. el Rey a todo esto? ¡NADA! No bastante con no haber previsto mecanismos eficaces para contrarrestar cualquier mal uso de la democracia, opta por no decir nada, algo que seguramente muchísimos españoles saludarían con entusiasmo. En lugar de eso recibe a dictadores y dictadorzuelos en la Zarzuela, aunque sólo estén de paso, y les ríe las gracias. En lugar de decirle al gobierno lo que hace mal, cae en el error de alabar al presidente del gobierno como alguien que sabe lo que hace.


Es curioso que S.M. el Rey esté más a gusto con gobiernos socialistas filorepublicanos, cuando son precisamente éstos los que relegan al Rey a un lugar menos que representativo. Actualmente tenemos una Jefatura del Estado tan poco vistosa en el mismo grado que es patético todo el gobierno, que no sabe muy bien qué hacer ante los problemas que se le acumulan.
Quizás sea uno de los aniversarios de la proclamación más anodinos de todos. Lo que era ilusión hace treinta y cuatro años ahora es -en el mejor de los casos- indiferencia. Desearía que dentro de un año la situación cambiare para mejor y que todos podamos gritar con alegría y entusiasmo:

¡VIVA EL REY!

Aún así digo: ¡Felicidades, Majestad, por el trigésimo cuarto aniversario de Vuestra proclamación! ¡Dios Os guarde muchos años!

lunes, 16 de noviembre de 2009

Segundo aniversario del blog de Monarquía Europea

Este blog cumple hoy dos años de existencia.

En un principio s etrataba de recuperar todo el fondo editorial que la Asociación Monárquica Europea había acumulado durante los tres años de existencia de su revista con el mismo nombre y que se dejó de publicar en 1994 por falta de medios y los elevados costes que suponía editar y enviar una revista de poca tirada y pocas páginas.

El Internet nos ha brindado la oportunidad de hacer realidad la presencia de nuestra publicación en la red y permitir a lectores de todo el mundo leer nuestros artículos. De esta forma, la Asociación Monárquica Europea (AME) dispone nuevamente de un órgano oficial a la vez que adquiere la capacidad de seguir difundiendo la idea monárquica y sus valores entre un público amplio en tiempos en los que los detractores de la institución monárquica han adquirido más fuerza.

Tras la recuperación del fondo editorial de la revista, que en parte se ha publicado en un blog complementario, Papeles para la Acción Monárquica, en el que se publican sobre todo los artículos considerados más como documentación para la formación y la acción monárquicas, hemos intentado actualizar los contenidos con artículos tanto de información como de opinión sobre asuntos monárquicos.

Como esta es una labor honorífica y altruista, muchas veces falta el tiempo para mantener el blog al día. Esa es la principal razón por la que durante el presente año apenas se han publicado artículos nuevos. Invitamos a todos los monárquicos que nos envíen artículos sobre la Monarquía para su posible publicación en este blog. Queremos que sea no sólo el canal de comunicación de la AME, sino también un medio de difusión de artículos y opiniones sobre la Monarquía y la situación de la institución en todos los países del mundo que cuentan o contaban en el pasado con la Monarquía como forma de estado. Obviamente, sólo publicamos aquellos que enaltecen los valores de la Monarquía, y cuando se critique queremos que la crítica sea sólo referente a aspectos accesorios que no afectan a la esencia de la Monarquía.

Para 2010 prevemos iniciar, por fin, la nueva andadura de la Asociación Monárquica Europea con actividades varias. Nuestro grupo en Facebook es una demostración de que existe mucha gente que tiene interés en que exista una asociación como la nuestra y que ofrezca actividades que promocionen la idea monárquica en estos tiempos difíciles. La correspondiente asamblea general s etenía que haber celebrado desde hace tiempo, pero confiamos en que nos vaya a ser posible antes de terminar el año y establecer así las bases para el funcionamiento futuro. Como una de las medidas, este blog va a contar en breve con un dominio propio.

Mientras tanto, agradecemos a todos nuestros lectores su interés y esperamos poder seguir contando con su fidelidad, así como poder llegar a nuevos lectores que hagan crecer esta gran familia de monárquicos para fortalecer la institución en las Monarquías actuales y contribuir a su recuperación en otros países que la perdieron sobre todo por imposición de potencias extranjeras y en contra de la voluntad popular.

¡Por los Reyes del Mundo! ¡Viva la Monarquía!