sábado, 28 de abril de 2012

Entrevista: “Las repúblicas pueden ser tan anacrónicas como las monarquías” (I)


La Familia Real española ha tenido un protagonismo inusual en los medios durante las últimas semanas. Escándalos como el caso Urdangarin o el viaje del rey Juan Carlos I a Bostwana han alzado las voces de aquellos que se plantean un cambio en el modelo de Estado. Pero España no es el único país europeo con un monarca como Jefe de Estado y existen otros modelos. A ellos nos hemos acercado gracias a Pedro Schwenzer, presidente de la Asociación Monárquica Europea, entidad que difunde y defiende los ideales que encarnan las diferentes monarquías del continente europeo. Schwenzer ha repasado con Miradas de Internacional los aspectos más jurídicos y polémicos que rodean a la figura de un rey, que os ofrecemos en esta primera parte, y las diferentes monarquías europeas e internacionales, que serán el objeto de un segundo fragmento de la entrevista.

PREGUNTA: ¿Qué responderían a aquellas personas que se preguntan qué sentido pueden tener las monarquías en el Siglo XXI, es decir, que las consideran anacrónicas?

RESPUESTA: Que es falso. Que es un argumento que no se sostiene y que es un tópico que tiene como objetivo trasladar la idea interesada de que para avanzar social, política y económicamente, un país tiene que ser una república. Según ese erróneo y equivocado planteamiento, países como Gran Bretaña, Japón, Suecia, Holanda o la propia España ¿qué serían? ¿Los que manifiestan tan absurdo planteamiento mantienen que estos países son subdesarrollados, política, social y económicamente? Hay que ser serios en estos temas y huir de la demagogia, el amarillismo, el simplismo y el oportunismo político. Las repúblicas pueden ser tan anacrónicas como las monarquías. 

Lo que tienen que demostrar ambos sistemas es que son útiles para los ciudadanos a los que sirven, ya sea con un rey o con un presidente. El régimen de monarquía parlamentaria, que la Asociación Monárquica Europea defiende, es desde nuestro punto de vista el más perfecto porque permite entre otras cosas, que la más alta representación y símbolo de la nación, sea total y plenamente apolítico, cosa que en una república es imposible por la contaminación ideológica y partidista del máximo representante de la nación precisamente por haber sido votado. Al haber sido elegido por su ideología y por su color político, su representatividad ante los que no le han votado disminuye o desaparece. Realmente solo representa a los que le han votado. Además de que los presidentes de las repúblicas están comprometidos con intereses partidistas o económicos y empresariales, como en Estados Unidos donde las empresas donan dinero para las campañas presidenciales.

El rey en una monarquía parlamentaria no le debe nada a nadie, ni busca ascender, ni poder o riqueza porque ya está en la cima. Desde su nacimiento ha sido preparado concienzudamente con el único y exclusivo objetivo de servir a su país por encima de todo. No busca obtener réditos personales, políticos o partidistas. En España tenemos la suerte de tener en Don Felipe, al Príncipe de Asturias mejor preparado de toda la historia de nuestro país.

En una monarquía parlamentaria, el rey lo es de todos y de cada uno al tiempo. Todos los ciudadanos pueden sentirse representados por él. ¿Se podría decir lo mismo de González, Aznar, Zapatero o Rajoy como presidentes de una hipotética república? La respuesta es no.

P: ¿Qué opina de la opacidad de las cuentas reales en España, y de que Casa Real esté fuera de la ley de Transparencia? ¿Cómo compararía esto con el resto de casas reales europeas?

R: No hay opacidad en las cuentas de la Casa Real. El coste se ha conocido siempre. Lo que no ha habido durante varios años ha sido un detalle del gasto como sí ocurrió al principio del reinado de Don Juan Carlos. De todos modos, desde siempre se ha conocido el presupuesto de la Casa Real. Además la Constitución otorga al Rey la capacidad para administrar el presupuesto asignado según establece el Artículo 65 cuando señala que “El Rey recibe de los Presupuestos del Estado una cantidad global para el sostenimiento de su familia y Casa, y distribuye libremente la misma.”

Por cierto, un coste que es de los más bajos de las monarquías europeas y no hablemos de repúblicas como la francesa o italiana, cuyo coste superan los 200 y los 100 millones de euros/año respectivamente, en comparación con los 8,4 millones de la española. A los españoles la Casa Real nos cuesta aproximadamente unos 19 céntimos de euro por persona y año.

En cuanto a lo de estar fuera de la Ley de Transparencia, compartimos en este caso la decisión del Gobierno en este sentido pues la Casa Real no pertenece a los ámbitos de aplicación de la misma. De todos modos parece que se olvida o se quiere ignorar que la Casa Real es la primera interesada en que sus cuentas sean claras y transparentes, por lo que Su Majestad el Rey promovió la creación del cargo de Interventor de Hacienda en su Casa, para que controle el presupuesto y los gastos de acuerdo a lo establecido para la Administración General del Estado.

P: Refiriéndonos al monarca español, ahora se habla de sus affaires amorosos: ¿Debe tener un monarca derecho a vida privada?

Sobre el tema de un supuesto affaire, la Asociación Monárquica Europea no entra en rumores propios de la televisión basura o las revistas de cotilleo. En cuanto al tema de la vida privada del Rey o de la Familia Real, es de sentido común que deben tenerla y que sólo debe tener conocimiento de ella el Gobierno en aquellos aspectos relacionados con la seguridad y con aquellos que puedan afectar a la agenda pública del soberano y su familia.

P ¿Deben entonces pagar los contribuyentes eventos de la vida privada como las bodas reales?

Si me permite una pequeña observación, quiero aclarar que las bodas reales no son actos de la vida privada del Rey o de la Familia Real. Son asuntos de Estado pues en ellas contraen matrimonio personas reales que están en la línea de sucesión al Trono, como en el caso de Don Felipe, que en su día junto con Doña Letizia serán Felipe VI y Letizia, Reyes de España.



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