La Familia Real española ha tenido
un protagonismo inusual en los medios durante las últimas semanas.
Escándalos como el caso Urdangarin o el viaje del rey Juan Carlos I a
Bostwana han alzado las voces de aquellos que se plantean un cambio en
el modelo de Estado. Pero España no es el único país europeo con un
monarca como Jefe de Estado y existen otros modelos. A ellos nos hemos
acercado gracias a Pedro Schwenzer, presidente de la Asociación Monárquica Europea, entidad
que difunde y defiende los ideales que encarnan las diferentes
monarquías del continente europeo. Schwenzer ha repasado con Miradas de
Internacional los aspectos más jurídicos y polémicos que rodean a la
figura de un rey, que os ofrecemos en esta primera parte, y las
diferentes monarquías europeas e internacionales, que serán el objeto de
un segundo fragmento de la entrevista.
PREGUNTA: ¿Qué responderían a aquellas personas que se
preguntan qué sentido pueden tener las monarquías en el Siglo XXI, es
decir, que las consideran anacrónicas?
RESPUESTA: Que es falso. Que es un argumento que no se sostiene y
que es un tópico que tiene como objetivo trasladar la idea interesada
de que para avanzar social, política y económicamente, un país tiene que
ser una república. Según ese erróneo y equivocado planteamiento, países
como Gran Bretaña, Japón, Suecia, Holanda o la propia España ¿qué
serían? ¿Los que manifiestan tan absurdo planteamiento mantienen que
estos países son subdesarrollados, política, social y económicamente?
Hay que ser serios en estos temas y huir de la demagogia, el
amarillismo, el simplismo y el oportunismo político. Las repúblicas
pueden ser tan anacrónicas como las monarquías.
Lo que tienen que demostrar ambos sistemas es que son útiles para
los ciudadanos a los que sirven, ya sea con un rey o con un presidente.
El régimen de monarquía parlamentaria, que la Asociación Monárquica
Europea defiende, es desde nuestro punto de vista el más perfecto porque
permite entre otras cosas, que la más alta representación y símbolo de
la nación, sea total y plenamente apolítico, cosa que en una república
es imposible por la contaminación ideológica y partidista del máximo
representante de la nación precisamente por haber sido votado. Al haber
sido elegido por su ideología y por su color político, su
representatividad ante los que no le han votado disminuye o desaparece.
Realmente solo representa a los que le han votado. Además de que los
presidentes de las repúblicas están comprometidos con intereses
partidistas o económicos y empresariales, como en Estados Unidos donde
las empresas donan dinero para las campañas presidenciales.
El rey en una monarquía parlamentaria no le debe nada a nadie, ni
busca ascender, ni poder o riqueza porque ya está en la cima. Desde su
nacimiento ha sido preparado concienzudamente con el único y exclusivo
objetivo de servir a su país por encima de todo. No busca obtener
réditos personales, políticos o partidistas. En España tenemos la suerte
de tener en Don Felipe, al Príncipe de Asturias mejor preparado de toda
la historia de nuestro país.
En una monarquía parlamentaria, el rey lo es de todos y de cada
uno al tiempo. Todos los ciudadanos pueden sentirse representados por
él. ¿Se podría decir lo mismo de González, Aznar, Zapatero o Rajoy como
presidentes de una hipotética república? La respuesta es no.
P: ¿Qué opina de la opacidad de las cuentas reales en España,
y de que Casa Real esté fuera de la ley de Transparencia? ¿Cómo
compararía esto con el resto de casas reales europeas?
R: No hay opacidad en las cuentas de la Casa Real. El coste se ha
conocido siempre. Lo que no ha habido durante varios años ha sido un
detalle del gasto como sí ocurrió al principio del reinado de Don Juan
Carlos. De todos modos, desde siempre se ha conocido el presupuesto de
la Casa Real. Además la Constitución otorga al Rey la capacidad para
administrar el presupuesto asignado según establece el Artículo 65
cuando señala que “El Rey recibe de los Presupuestos del Estado una
cantidad global para el sostenimiento de su familia y Casa, y distribuye
libremente la misma.”
Por cierto, un coste que es de los más bajos de las monarquías
europeas y no hablemos de repúblicas como la francesa o italiana, cuyo
coste superan los 200 y los 100 millones de euros/año respectivamente,
en comparación con los 8,4 millones de la española. A los españoles la
Casa Real nos cuesta aproximadamente unos 19 céntimos de euro por
persona y año.
En cuanto a lo de estar fuera de la Ley de Transparencia,
compartimos en este caso la decisión del Gobierno en este sentido pues
la Casa Real no pertenece a los ámbitos de aplicación de la misma. De
todos modos parece que se olvida o se quiere ignorar que la Casa Real es
la primera interesada en que sus cuentas sean claras y transparentes,
por lo que Su Majestad el Rey promovió la creación del cargo de
Interventor de Hacienda en su Casa, para que controle el presupuesto y
los gastos de acuerdo a lo establecido para la Administración General
del Estado.
P: Refiriéndonos al monarca español, ahora se habla de sus affaires amorosos: ¿Debe tener un monarca derecho a vida privada?
Sobre el tema de un supuesto affaire, la Asociación Monárquica
Europea no entra en rumores propios de la televisión basura o las
revistas de cotilleo. En cuanto al tema de la vida privada del Rey o de
la Familia Real, es de sentido común que deben tenerla y que sólo debe
tener conocimiento de ella el Gobierno en aquellos aspectos relacionados
con la seguridad y con aquellos que puedan afectar a la agenda pública
del soberano y su familia.
P ¿Deben entonces pagar los contribuyentes eventos de la vida privada como las bodas reales?
Si me permite una pequeña observación, quiero aclarar que las
bodas reales no son actos de la vida privada del Rey o de la Familia
Real. Son asuntos de Estado pues en ellas contraen matrimonio personas
reales que están en la línea de sucesión al Trono, como en el caso de
Don Felipe, que en su día junto con Doña Letizia serán Felipe VI y
Letizia, Reyes de España.
Publicado en: Miradas de Internacional
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