Ante la gravedad de la situación, si tenemos en cuenta las duras críticas que ha recibido la presidencia europea de Zapatero por parte de Alemania y Francia, y la reciente cumbre sobre la situación de Grecia, en la que se destacó también la grave situación de España y Portugal, parece evidente que el gobierno pierde las riendas.
Que S.M. el Rey haya decidido buscar un consenso entre los diferentes grupos políticos resulta acertado y convincente, aunque a la vez preocupante, porque demuestra que el ejecutivo no está en condiciones de encontrar soluciones para contrarrestar los efectos de la crisis económica ni de poner de acuerdo los diferentes grupos de intereses del país.
Un indicio claro de esta situación de gravedad son las últimas valoraciones de la prensa británica, que incluso no ha dudado en calificar a Zapatero de inmaduro, o también las reacciones airadas de la canciller alemana Merkel y del presidente francés Sarkozy a los primeros discurso de Zapatero tan alejados a la realidad que vivimos en España.
La amplia experiencia de S.M. el Rey acumulada especialmente durante la transición, es un gran valor al que no debemos renunciar. En una situación de impasse lo que hace falta es que el Rey se implique en la defensa de los intereses de España y del pueblo español.
La Asociación Monárquica Europea valora muy positivamente las iniciativas del Rey de saber de primera mano lo que piensan los diferentes grupos sociales y políticos del país para tratar de buscar una solución de consenso en la que se impliquen todos para garantizar que España pueda salir cuanto antes de la crisis económica. Es lo que se llama “poder moderador de la Corona”, un poder más moral que efectivo que sirve para aunar esfuerzos y encauzar las iniciativas políticas, económicas y sociales en la buena dirección.
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