[archivo - 1994]
La Monarquía representa un orden preestablecido de origen natural o divino. Significa no sólo que su legitimidad nos viene dada por razones históricas y tradicionales, por el origen mismo de la nación que conforma un Estado, sino también por los valores que le son innatos, valores básicos para la convivencia pacífica y ordenada de toda sociedad humana. Estos valores, por su origen natural o, si se quiere, divino, son, en realidad, ajenos a una base político-ideológica, aunque existen hoy orientaciones ideológicas que consideran a estos valores propios a determinados sectores políticos.
La Institución Monárquica tiene, entre otros, algunos rasgos fundamentales de trascendencia superior: La Unidad, la Justicia y la Libertad. Dentro de valores como la unidad nacional y la libertad están la estabilidad política, el respeto a la voluntad mayoritaria, la paz y la pluralidad.
Desde hace diecinueve años, España goza de una estabilidad política ejemplar, que tampoco se ha visto perjudicada por un intento de golpe de estado, sino todo lo contrario. Todo ello gracias a la ejemplar actuación de nuestro Rey, que le reportó a El y a España admiración y prestigio a nivel mundial. La Corona, superior y ajena a toda lucha política entre los partidos, ha sido en todo este periodo la garantía de que ninguna de estas luchas políticas haya llegado a perturbar la estabilidad de España como nación y como estado.
Lamentablemente, parece que existen sectores que no pueden o no quieren vivir en paz y estabilidad. No soportan, al parecer, que vivamos en un orden superior y ajeno a sus voluntades coyunturales, sus intereses creados - ¿creados para qué? -. A estos sectores les gustaría romper la pacífica convivencia de la que disfrutamos, alterando no sólo la vida a nivel local o regional, sino el orden institucional y el legado histórico de nuestro Reino. Quizás porque les resulta más cómodo destruir que construir, es decir, acabar con lo que hay y se ha conseguido para el bienestar del pueblo y sumir a todo el país en el caos y la desilusión, porque eso es lo que hace divertida toda conspiración. A algunos políticos parece que les divierte más conspirar que solucionar problemas. Crear intrigas es más fácil que trabajar en soluciones prácticas para problemas de nivel "inferior": problemas de los ciudadanos de a pie.
Es triste tener que leer en la prensa de una "trama de conspiración republicana" - ¿en qué se basa? - o de "utilizar al Rey" para intereses políticos de algunos dirigentes. Tampoco cierto diario madrileño, declaradamente monárquico, teme a utilizar el nombre y la imagen de S.M. el Rey de España para sus juegos demagógicos no representativos del pensamiento político de sus lectores, juegos que le antojan a su director con intereses un tanto bizantinos y posiciones monárquicas desequilibradas y monopolísticas.
Es indudable, y nos lo viene demostrando la actitud de la "gente de la calle", que el Rey y la Monarquía gozan en España de un gran prestigio, de una adhesión fuerte y un futuro indudable. Precisamente en momentos de cierta agitación política, de desprestigio de una de las instituciones de nivel inferior a la de la Corona: el gobierno nacional, esa adhesión de los españoles a su Rey se hace más notable y fervorosa (recuérdese el desfile de la Guardia Civil en Madrid a mediados de mayo de 1994, donde se aclamó a S.M. el Rey y se abucheó a los miembros del gobierno).
Las conspiraciones de las que podemos leer en la prensa en estos días no tienen base lógica alguna. No es sino una prueba más de que muchos de los políticos implicados no ven la realidad socio-económica y se centran en actividades poco provechosas para su país, actividades que les suponen, según manifiestan frecuentemente cuando se trata de subir las dietas, un sacrificio mal compensado pero que están dispuesto a hacer por el bien y el progreso de España.
Si amasen realmente a este Reino de España y el pueblo que lo compone, no pondrían en juego su existencia y su razón de ser: Su Monarquía representada por Su Majestad el Rey de España.
La Institución Monárquica tiene, entre otros, algunos rasgos fundamentales de trascendencia superior: La Unidad, la Justicia y la Libertad. Dentro de valores como la unidad nacional y la libertad están la estabilidad política, el respeto a la voluntad mayoritaria, la paz y la pluralidad.
Desde hace diecinueve años, España goza de una estabilidad política ejemplar, que tampoco se ha visto perjudicada por un intento de golpe de estado, sino todo lo contrario. Todo ello gracias a la ejemplar actuación de nuestro Rey, que le reportó a El y a España admiración y prestigio a nivel mundial. La Corona, superior y ajena a toda lucha política entre los partidos, ha sido en todo este periodo la garantía de que ninguna de estas luchas políticas haya llegado a perturbar la estabilidad de España como nación y como estado.
Lamentablemente, parece que existen sectores que no pueden o no quieren vivir en paz y estabilidad. No soportan, al parecer, que vivamos en un orden superior y ajeno a sus voluntades coyunturales, sus intereses creados - ¿creados para qué? -. A estos sectores les gustaría romper la pacífica convivencia de la que disfrutamos, alterando no sólo la vida a nivel local o regional, sino el orden institucional y el legado histórico de nuestro Reino. Quizás porque les resulta más cómodo destruir que construir, es decir, acabar con lo que hay y se ha conseguido para el bienestar del pueblo y sumir a todo el país en el caos y la desilusión, porque eso es lo que hace divertida toda conspiración. A algunos políticos parece que les divierte más conspirar que solucionar problemas. Crear intrigas es más fácil que trabajar en soluciones prácticas para problemas de nivel "inferior": problemas de los ciudadanos de a pie.
Es triste tener que leer en la prensa de una "trama de conspiración republicana" - ¿en qué se basa? - o de "utilizar al Rey" para intereses políticos de algunos dirigentes. Tampoco cierto diario madrileño, declaradamente monárquico, teme a utilizar el nombre y la imagen de S.M. el Rey de España para sus juegos demagógicos no representativos del pensamiento político de sus lectores, juegos que le antojan a su director con intereses un tanto bizantinos y posiciones monárquicas desequilibradas y monopolísticas.
Es indudable, y nos lo viene demostrando la actitud de la "gente de la calle", que el Rey y la Monarquía gozan en España de un gran prestigio, de una adhesión fuerte y un futuro indudable. Precisamente en momentos de cierta agitación política, de desprestigio de una de las instituciones de nivel inferior a la de la Corona: el gobierno nacional, esa adhesión de los españoles a su Rey se hace más notable y fervorosa (recuérdese el desfile de la Guardia Civil en Madrid a mediados de mayo de 1994, donde se aclamó a S.M. el Rey y se abucheó a los miembros del gobierno).
Las conspiraciones de las que podemos leer en la prensa en estos días no tienen base lógica alguna. No es sino una prueba más de que muchos de los políticos implicados no ven la realidad socio-económica y se centran en actividades poco provechosas para su país, actividades que les suponen, según manifiestan frecuentemente cuando se trata de subir las dietas, un sacrificio mal compensado pero que están dispuesto a hacer por el bien y el progreso de España.
Si amasen realmente a este Reino de España y el pueblo que lo compone, no pondrían en juego su existencia y su razón de ser: Su Monarquía representada por Su Majestad el Rey de España.
3 comentarios:
Yo, realmente, no sé si existirá una conspiración republicana contra la monarquía. Pero que la República es un sistema que no funciona es un hecho ya sobradamente demostrado en España desde el siglo XIX.
Véase la I República: en el apenas año y medio que duró se vio envuelta en independentismos (cantonalismo), guerras civiles y luchas internas entre los propios republicanos por el tipo de república a instaurar en nuestro pais.
Y en cuanto a la II República, quedó proclamada tras haber perdido estrepitosamente las elecciones celebradas el 14 de abril de 1931. Sólo este hecho ya la debería haber desautorizado por considerarse, en mi opinión, un golpe de Estado. Pero es que, además, en sus escasos años de existencia, también se vio envuelta en intentos de golpes de Estado, más luchas internas entre sus miembros, independentismos y, para acabar, una cruenta guerra civil que dio paso a 40 años de dictadura.
Por tanto, parece quedar demostrado que la República no es lo mejor que puede ocurrirle a un país, viendo también lo que está ocurriendo en otros países que son repúblicas.
Hola, si bien me parece interesante tu apreciacion monarquica, y que de hecho, en varios paises ha funcionado: España, Japon, Belgica y el Reino Unido; otras naciones como Holanda la popularidad de la reina y su familia real disminiyó considerablemente en los ultimos años, debido tal vez a la falta de empleos y extremados lujos que que se tomó Beatriz I mientras el pais se sumergía en la crisis economica que afectó Los Paises Bajos y la mundial en el 2008, tanto a si, que hasta las protestas no solo son apoyadas por jovenes anarquicos sino tambien por personas de mayor edad y que antes se acomodaron en ella. Además existen muchas republicas o patrias sin reino que si poseen estabilidad comercial y politica: Estados Unidos, Alemania, Irlanda, singapur, y en latinoamerica: Uruguay, Paraguay, Argentina, Chile etc... por lo tanto mientras las cosas se hagan con orden y democracia siempre pueden funcionar, no obstante, es cierto que algunos politicos se obsesionan con el poder y lo transforman en una dictadura, sin embargo, existen varios ejemplos de buenas republicas y monarquias constitucionales, mientras se mantenga la democracia y la tolerancia
Hola,si bien Argentina es una republica,eso no quiere decir que sea mejor que las monarquias,la crisis en europa son la abundancia en el pais,y existe una gran inseguridad(cosa que no es tan grave pero si existente en paises monarquicos),si bien actualmente hay desempleo en europa,hay mayor pobreza en america que en europa
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